¿Qué tipo de cuentos te gusta más?

Etiquetas

martes, 25 de noviembre de 2008

Doble decisión







A C T O ÚNICO

Escena uno

(Música: Prague philarmonic orchesta – Mozart.)

(Living ordenado con un cuadro y un reloj en la pared, una maceta en el suelo junto a una escoba, una mesa pequeña en la esquina de la escena. En el centro una alfombra rodeada de cuatro sillas. Se encuentran sentados y hablando: FRANCISCO, VIRGINIA, MERCEDES y CLAUDIA.)

FRANCISCO. – ¿Y? ¿Qué les pareció la com
ida?
MERCEDES. –Estuvo riquísima padre, como siempre cocina Marta.
CLAUDIA. –Sí, es verdad.
VIRGINIA. –Cambiando de tema, padre, ¿Cómo esta su salud?
FRANCISCO. –Como todos los días, hijita. Un poquito alta la diabetes, tengo que cuidarme en las comidas y sobre todo en lo dulce, mi debilidad.
MERCEDES. –Pero va a probar mis bombones, ¿verdad?
FRANCISCO. – ¿Me has traído los exquisitos bombones hechos por ti?
MERCEDES. –Claro que sí, ¿Quiere uno?
FRANCISCO. –Por supuesto. Lo probaré con mucho gusto. ¡No creo que un bombón pueda matarme!

(FRANCISCO ríe y come uno de los bombones que MERCEDES le ofrece.)

FRANCISCO. –Mmm… ¡Que ricos te salieron hoy! Siempre fueron ricos pero los de hoy están estupendos. ¿Les has puesto algo diferente?
MERCEDES. –Y sí, para progresar hay que experimentar con cosas nuevas.
VIRGINIA. –Hermana, tú siempre poniéndote en gastos trayendo cosas ricas, pero hoy yo también he traído algo. Esto lo he comprado en mi viaje por España.

(VIRGINIA levanta una bolsa del suelo.)

FRANCISCO. – ¡Qué bien! ¿Qué cosa rica me has traído?
VIRGINIA. –Un licor. Dicen que es el más delicioso de todos los licores de la región. Cuando tan solo sienta su aroma no se resistirá.
FRANCISCO. –Antes de probarlo prefiero que Marta nos traiga un café a todos. ¡Marta ven aquí un momento! (Grita.)

Escena dos

(Música: A dream is a wish upon star – Cenicienta)

(MARTA sale de la cocina.)

MARTA. – ¿Qué desea señor?
FRANCISCO. –Tráeme por favor tres cafés para mis hijas y otro para mí.
MARTA. –Ya los hice señor, ahora se los traigo.
FRANCISCO. – ¡Qué maravilla! Ve a buscarlos rápido que quiero probar el obsequio de mi hija.
MARTA. –En seguida, señor.

Escena tres

(Se retira MARTA hacia la cocina.)

FRANCISCO. –Claudia, ¿Qué te ocurre? Estas muy callada.
CLAUDIA. –Nada, padre. Tan solo me duele la cabeza.
FRANCISCO. – ¿Quieres una aspirina?
CLAUDIA. –No, gracias. Ya se me pasará ¿Le contaste a mis hermanas que ha pasado?
FRANCISCO. – ¡Ay! ¡No! ¿Cómo lo olvidé? ¿Recuerdan a Roberta?
MERCEDES. –Sí. ¿No es ella la que viene a cuidarte? ¿Qué ha pasado?
FRANCISCO. –La he despedido, no era de mi confianza, prefiero que me venga a cuidar mi hijita Claudia que sé que me quiere mucho, ¿o no Claudita?
CLAUDIA. –Sí, padre, mucho.
VIRGINIA. –Me parece que te has confundido padre, para mí Roberta no era de desconfianza.




Escena cuatro

(Sale MARTA de la cocina con cuatros cafés y un tarro de azúcar en una bandeja.)

MARTA. –Aquí traje los cafés.
FRANCISCO. –Bueno repártelos.

(MARTA distribuye las tazas, empieza por CLAUDIA sigue con VIRGINIA luego apoya el tarro de azúcar y la bandeja en la mesa de la esquina, continúa distribuyendo las tazas con MERCEDES y termina con FRANCISCO. Éste último levanta su taza. Al terminar MARTA agarra la escoba y comienza a barrer.)

FRANCISCO. –Pásame el licor, Virginia ¡Ya es hora de probarlo!

(VIRGINIA le alcanza el licor y FRANCISCO vierte un poco de éste en su taza de café, luego se lo devuelve y VIRGINIA lo pone sobre la mesa.)

FRANCISCO. – ¡Qué lindo es tenerlas en casa! (Levantando su taza)

(FRANCISCO prueba el café.)

(Música: Todos quieren ser un gato – Aristogatos)

Escena cinco

(Música: Cruella de ville – 101 Dalmatas.)

(Habitación con paredes negras. Hay solo una silla ubicada en el medio de la escena. Todo muy oscuro y en silencio. Sólo se encuentra SILVIA con una libreta en su mano.)

SILVIA. –Hagan pasar a la señorita Maldonado, Claudia.

Escena seis

(Música: Historia nuevas – Marc Séales.)


(Sale CLAUDIA de la sala de espera. Entra en la sala de interrogatorios. SILVIA permanece de pie durante todo el interrogatorio caminando de un lado a otro.)

SILVIA. –Tome asiento. (CLAUDIA se sienta en la silla.) Buenas tardes. Mi nombre es Silvia Guzmán. A través de que llamaron al hospital y declararon a su padre muerto, comenzamos una serie de investigaciones; ya que encontramos en el cuerpo de Francisco rastros de envenenamiento.
CLAUDIA. – ¡Imposible! Nadie pudo haberlo envenenado. Era una persona muy querida y respetada. Es imposible que alguien lo haya querido matar...
SILVIA. –No se ponga mal señorita Maldonado, por eso mismo mi trabajo es saber quién es la culpable de lo sucedido.
CLAUDIA. – ¿Cómo que la “culpable”? ¿Está diciendo que lo mato una mujer?
SILVIA. –Exactamente. Lo envenenaron con algunas de las cosas que le dieron a probar. Por eso las sospechosas son mujeres: Sus dos hermanas, la mucama y usted. Yo le voy a hacer algunas preguntas y quiero que trate de recordar lo mejor posible todo lo que paso esa tarde para así llegar a saber el paradero de la asesina.
CLAUDIA. –Comprendo, comprendo. Lo que recuerdo fue lo siguiente: Antes de que mi padre muriera, un sábado a la tarde, nos encontrábamos reunidas mi hermana Virginia, Mercedes, Marta la mucama y yo. Estábamos charlando tranquilamente hasta que Virginia le dice a nuestro padre Francisco que le ha traído como obsequio de su viaje por el exterior un licor. A su vez Mercedes le ofrece bombones hechos por ella. Como a nuestro padre le gustaba tomar el licor con café, le pidió a Marta que nos hiciera uno. Pudo haber sido ella.
SILVIA. –Ahora explíqueme señorita: ¿Qué le ha dado usted como obsequio a su padre?
CLAUDIA. – ¿Yo? No, señora, yo no le traje nada. Solo le dieron a probar cosas mis hermanas y bueno, el café de Marta.
SILVIA. –Es suficiente. Cuando se retire llame a su hermana Virginia.

(Se pone de pie CLAUDIA.)

CLAUDIA. – ¿Me promete que descubrirá a la asesina?
SILVIA. –Se lo prometo.
(CLAUDIA sale de la sala de interrogatorios y se dirige a la sala de espera.)

Escena siete

(Música: Historia nuevas – Marc Séales)

(Entra VIRGINIA a la sala de interrogatorios.)

SILVIA. –Buenas tardes señorita Virginia.
VIRGINIA. –Buenas tardes.

(VIRGINIA se sienta. SILVIA permanece de pie.)

SILVIA. – ¿Preparada para responderme algunas preguntas?
VIRGINIA. – Sí, señora.
SILVIA. –Muy bien. ¿Es verdad que usted le regalo a su padre un licor?
VIRGINIA. –Sí, es cierto.
SILVIA. – ¿El licor estaba cerrado o alguien ya lo había abierto?
VIRGINIA. –Estaba cerrado. Era un regalo para mi padre Francisco y quise que lo abriera él. En realidad lo que yo pretendía era que mi padre lo abriera pero que todas las demás pudiéramos probarlo también.
SILVIA. – ¿Es verdad que su hermana Mercedes le regalo bombones a Francisco?
VIRGINIA. –Sí, es verdad. Mercedes es una de esas mujeres que dedican su vida a la cocina. Su especialidad son los postres. Cocina muy bien. Una vez probé sus bombones y son riquísimos.
SILVIA. – ¿Y Su hermana Claudia le regaló algo?
VIRGINIA. –No, ella no. No entiendo bien por qué. Era la hija preferida de nuestro padre. Es raro que no le haya traído algo. Se quieren mucho y siempre se estaban regalando cosas. O sea yo también amo a mi padre, pero entre ellos había un amor de favoritismo, no sé si me entiende.
SILVIA. –Si la entiendo, prosiga.
VIRGINIA. –El día del casamiento de Claudia, nuestro padre le regalo unos de los mejores autos. En realidad yo no estoy casada así que no sabría que podría regalarme a mí, pero a mi otra hermana, Mercedes, cuando se casó ni siquiera asistió a su fiesta.
SILVIA. –Ah ¿Sí? Y ¿Por qué no asistió a la fiesta de casamiento de Mercedes?
VIRGINIA. –Porque estaba de viaje. Ella estuvo triste por mucho tiempo. Pero luego comprendió que no asistió por cuestiones laborales y se puso mejor.
SILVIA. – ¿Se llevaban bien Mercedes y su padre?
VIRGINIA. –Sí, no se veían seguido como con Claudia, pero se llevaban bien.
SILVIA. – ¿Y usted? ¿Cómo se llevaba con Francisco?
VIRGINIA. –Viajo por el mundo desde los veinticuatro años. Paso mi vida recorriendo ciudades, descubriendo cosas insólitas y a la vez deslumbrantes. A mi padre hacía mucho tiempo que no lo veía. Es una lástima. Siempre quiso acompañarme a algún país, pero sus problemas de salud se lo impidieron.

(VIRGINIA levanta sus manos y tapa su cara.)

SILVIA. – ¿Sospecha de alguien?
VIRGINIA. –Sí, sospecho de Mercedes.
SILVIA. –Muchísimas gracias señorita Virginia. Puede retirarse.

(VIRGINIA se pone de pie. Se dan la mano con SILVIA. VIRGINIA se retira de la sala de interrogatorio. SILVIA anota unas palabras en su libreta.)

Escena ocho

(Aparece MARTA.)

MARTA. – ¿Puedo pasar?
SILVIA. –Sí, pase. La estaba por llamar. Usted debe ser Marta, si no me equivoco. Mi nombre es Silvia Guzmán y soy la responsable de descubrir a la asesina que mató a Francisco.

(MARTA toma asiento.)

SILVIA. – ¿Notó algo extraño ese día?
MARTA. –Fueron a comer las hijas de Francisco a su casa. Hice la comida, como es costumbre. Cociné espaguetis a la romana, son mi especialidad. Devoraron los platos y luego pasaron al living para charlar y tomar café. Así que fue un día común y corriente. Lo único diferente fue que las hijas de Francisco hacía mucho tiempo que no comían todas juntas.
SILVIA. –Usted les sirvió café, ¿Cierto?
MARTA. –Sí, ya los tenía hechos. Cuando a Francisco se le daba por pedirme algo, tenía que ser urgente y como sabía que tomarían algo, bueno, ya los había preparado.
SILVIA. – ¿Le colocó algo en especial? ¿No se le cayó nada dentro de alguna taza?
MARTA. –Absolutamente nada. Soy muy cuidadosa. Por eso hace años que trabajo en aquella casa.
SILVIA. – ¿Cómo era su relación con Francisco?
MARTA. –Como empleada y jefe. Nos respetábamos y cada uno hacía sus cosas sin molestar al otro.
SILVIA. – ¿Pudo algunas de las hijas tener acceso a la cocina?
MARTA. –Sí, pero sería muy raro. No vi a nadie levantarse de su lugar.
SILVIA. – ¿Sospecha de alguien?
MARTA. –De Claudia. Ella lo venía a cuidar todos los días desde que Francisco echó a Roberta, pero hace semanas que noto algo extraño en su mirada. Ella no es así como la ve. Era feliz. Cantaba y bailaba sin sentido por toda la casa. Por eso mismo desde hace días que la noto rara. Mírela a los ojos y sabrá de lo que le estoy hablando.
SILVIA. –Nunca me habían dicho algo así. Realmente es raro. Pero necesito pruebas concretas para poder llevarlas al tribunal. No se puede culpar a alguien por una mirada.
MARTA. –No es una prueba concreta pero puedo asegurarle que las miradas hablan por sí solas, y la de Claudia, más todavía.

(MARTA se pone de pie.)

SILVIA. –Gracias por su ayuda Marta, puede retirarse.
MARTA. –Recuerde lo de las miradas señora Guzmán.

(Se retira MARTA de la sala. SILVIA espera en silencio unos segundos mientras anota en su libreta.)

SILVIA. – ¡Mercedes Maldonado pase! (Grita.)


Escena nueve

(Música: (Música: Historia nuevas – Marc Séales.)

(Entra MERCEDES a la sala y toma asiento. No mira a SILVIA.)

SILVIA. –Buenas tardes Mercedes, no puedo creer verte aquí sentada. ¿Tenés algo que ver en todo ésto?
MERCEDES. –Te juro que no Silvia. No sé qué pasó ese día. Estábamos reunidas, hablando con mis hermanas cuando de golpe mi papá se desmaya y cae muerto. No sé, no sé.
SILVIA. –Pero sabes que tuvo que ser una de ustedes. Ahora, dame una razón por la cual cada una de las sospechosas pudo haberlo matado...
MERCEDES. –Yo no puedo hacer eso. ¡No tengo idea porque habrían de querer matarlo!
SILVIA. – ¿Vos lo habrías matado?
MERCEDES. – ¡Por supuesto que no! ¿Qué me estás diciendo? Silvia me conoces bien y sabes que no sería capaz de hacer una cosa así.
SILVIA. – ¿Y Claudia hubiese sido capaz?
MERCEDES. –No, Claudia iba todos los días a cuidarlo.
SILVIA. – ¿No tenía razón para matarlo?
MERCEDES. –No, ¡Ninguna!
SILVIA. – ¿Y Virginia, tu hermana viajera, ella pudo matarlo?
MERCEDES. – ¡Por favor Silvia! Ella se la pasa viajando, ¿Para qué iba a querer matarlo?
SILVIA. – ¿Y qué hay de Marta, la mucama de toda su vida?
MERCEDES. –Marta es como de la familia. Trabajó años para él. No encuentro razón como para haberlo querido matar. Es una mujer muy tranquila y muy humilde. No creo que quisiera perder el empleo.
SILVIA. – ¿Entonces quien fue? ¿Fuiste vos?
MERCEDES. – ¿Yo? (Silencio.) Mirá Silvia, yo no sé como se pudo haber muerto pero de algo de lo que estoy segura es que yo no lo maté.
SILVIA. – ¿Entonces quién fue? ¡Lo mataron envenenado! ¡Alguien tuvo que haber sido!
MERCEDES. – ¡Pero yo no!
SILVIA. –Hablemos de vos.
MERCEDES. – ¿De mi?
SILVIA. –Sí, sé que cocinas bombones y que ese día le diste a probar uno a Francisco.
MERCEDES. –Sí, es verdad. ¿Estás insinuando que fui yo? ¡Silvia pudo haber sido cualquiera! Todas le dimos algo a probar, todas somos sospechosas y lo más importante es que ¡Todas lo queríamos! Nos reunimos, comimos, fuimos al living y tomamos café. Marta lo sirvió y cada una tomó el suyo. ¿Qué hicimos de malo? Esperá, Esperá… (MERCEDES piensa.) Mi papá no tomó de su café.
SILVIA. – ¿Cómo que no tomó de su café? (Sorprendida.)
MERCEDES. – ¿Ninguna te lo mencionó? Cuando nos sentamos en el living, mi papá le pidió a Marta que nos trajera un café a cada una, entonces…

(Música: Todos quieren ser un gato – Aristogatos)

Escena diez

(Living ordenado con un cuadro y un reloj en la pared, una maceta en el suelo, una mesa pequeña en la esquina de la escena. En el centro una alfombra rodeada de cuatro sillas. Se encuentran sentados y hablando: FRANCISCO, VIRGINIA, MERCEDES y CLAUDIA cada uno con una taza de café. MARTA continua barriendo.)

FRANCISCO. – (Poniendo cara de aborrecimiento.) ¿Pero cómo puede ser? Hace años que Marta trabaja para mí y todavía no sabe que no me gusta el café amargo. A ver Virginia ¿Me podrías alcanzar el tarro de azúcar?
VIRGINIA. –Tome padre.

(Mientras que VIRGINIA le alcanzaba el tarro de azúcar a FRANCISCO y él lo utilizaba, CLAUDIA agarraba de su cartera un frasquito de veneno y lo colocaba dentro de su café.)

CLAUDIA. – ¡Padre es demasiada azúcar lo que le puso, no está respetando su dieta! Tome mi café y póngale de nuevo pero en menos cantidad.
FRANCISCO. –Está bien. Tú siempre preocupándote. Gracias.
CLAUDIA. –De nada.
(Música: Allegro con brio – Beethoven.)

(FRANCISCO y CLAUDIA intercambian los cafés.)

(Música: Allegro con brio – Beethoven.)

(FRANCISCO prueba el café, luego de unos instantes muere y cae sobre la alfombra.

(VIRGINIA, MERCEDES y MARTA se acercan al cadáver y lloran.)

MERCEDES. – (Se tira arrodillada cerca del cuerpo en el suelo.) ¡Padre! ¿Qué ha pasado?

Escena once

(Entra SILVIA)

SILVIA. –Me parece que no va a hacer necesario que diga quien fue la asesina.
VIRGINIA. – (Se pone de pie.) ¿Pero cómo?
MERCEDES. – (Se pone de pie.) ¿Quién fue?
CLAUDIA. –Yo. (Se pone de pie.)
VIRGINIA y MERCEDES. – ¡¿Qué?!
CLAUDIA. – ¡Sí, yo lo maté! (Gritando con locura) Estaba cansada de estar pendiente de él ¡No podía hacer mi vida! Vos (Señala a VIRGINIA.) estás viajando todo el tiempo, sin compromiso, mientras que yo soy la única que lo cuidaba. Ya que vos Mercedes tampoco ayudabas mucho. Estás todo el día en la panadería y yo así me perdí muchas cosas de mi vida. ¡Ya estaba cansada! ¡No podía más! Y éste (Señala al cadáver.) que no quería contratar una enfermera porque pensaba que son de desconfianza. Y miren lo he matado yo ¡Yo!

(Se dirige a la cartera y agarra el frasco de veneno.)

VIRGINIA. –Pero… ¡Pará! ¿Qué haces?

(Música: Prague philarmonic orchesta - Mozart)


(CLAUDIA consume el veneno y muere, cae sobre el piso. MERCEDES y VIRGINIA no lo podían creer.)

FIN
Esta obra fue escrita en el 2007 por un grupo de alumnos de 3º año del colegio Comercial Nº 32.

1 comentario:

baad___giirl dijo...

muy buena la obra,
tienes mucha imaginacion niña
la puedo utilizar para realizar un corto?

espero tu respuesta

cortometrages@gmail.com


I made this widget at MyFlashFetish.com.

Trailers Harry Potter 6


VideoPlaylist
I made this video playlist at myflashfetish.com